jueves, 8 de octubre de 2009

Noche de viernes: Jane Eyre 1934

Aquí se cumple eso de que una imagen vale más que mil palabras, porque podría poner sólo el cartel de Jane Eyre 1934 y ya se sabría mi opinión, ¿no?

Pero el caso es que por dejar constancia hablaré un poco más de esta adaptación que ya está sin derechos y puede verse sin problemas en el Archive. Dejo el enlace ahora, porque para cuando acabe la entrada no sé si quedará alguien que quiera verla.

Cuando decía que Jane Eyre 1973 me parecía mala y todo eso, ya sabía que había una peor, pero también es cierto que ya antes de verla, sabía que Jane Eyre 1934 no podía tomarse tan en serio como otras, más que nada porque todo parecido con la realidad era muy, muy limitado. Dicho esto, mi imaginación no daba tanto de sí como para imaginar lo limitado del parecido.

Viéndola no sabíamos si reír o llorar y por suerte acabamos riendo a carcajadas, más que nada porque si nos hubiera dado por llorar no habríamos parado. La película es en blanco y negro pero el rubio platino de Jane se ve aun más claramente que en el cartel coloreado, por no hablar de sus vestidos recargadísimos y sus elaborados tirabuzones. De pequeña, por las cosas que el guión le hace decir, es inconfundiblemente americana. Y luego crece y creo que el guionista sólo se leyó un resumen de la novela donde se hablaba de la decisión y la fortaleza de Jane y decidió hacerla una respondona que no se corta ni ante Brocklehurst ni ante Rochester ni ante nadie. Por no hablar de que también baila con Rochester y escribe un diario. Adèle también es muy americana ella, anima a Rochester a casarse con Jane y se ofrece a hacer de casamentera; también canta My Bonnie Lies Over the Ocean (que luego se me pegó y encontré en versión de los Beatles). Creo que la imagen definitiva de la película es cuando la criatura (a la que le pasan más calamidades como subirse a un árbol y no poder bajar y que da lugar al fantástico diálogo siguiente: Adèle: ¡se me ha enganchado el pie! Jane: ¡se le ha enganchado el pie! Rochester: se le ha enganchado el pie.) se cae de cabeza en un jarrón gigante, se queda con las piernas asomando y pataleando y Jane, decidida ella, coge algo y rompe el jarrón. Cuando Rochester protesta - aquí Rochester, por cierto, es el amable tío de la criatura y sin pasado demasiado oscuro más que por lo evidente - Jane contesta muy indignada algo así como que no iba a dejar que la niña se asfixiara sólo para salvar su valioso jarrón.

El presupuesto, además, no les daba para hacer Thornfield grande (aparte de en lo que respectaba a jarrones donde caben niñas pequeñas) así que las escaleras y todo es muy pequeñito y todos los actores parecen gigantes.

Les da tiempo, eso sí, hasta a colar a St John Rivers brevemente, lo justo para que haga su papel literalmente (en serio, su única línea es prácticamente pedirle a Jane que se case con él para irse de misioneros). Y de Bertha no hablo, porque cuando sale es tan calmada, está tan aparente ella que por un momento no sabes si es la loca del ático o una visita formal de una vecina. Es la Bertha más elegante del mundo, a Jean Rhys le debió de encantar.

Manuel tuvo la idea de recordarme que esto estaba rodado dos años después de Trouble in Paradise (Un ladrón en la alcoba), de Lubitsch, y sin embargo parecía que la de Lubitsh fuera muy posterior (años luz después). Esta es estática, hierática y aburridísima. Manuel decía que con el paso del cine mudo al cine sonoro se retrocedió un poco en cuanto a técnicas y demás que habían ido desarrollando, pero es que por lo básico de esta película en todo bien podría ser la primera película rodada del mundo. Es divertidísimo cuando varias veces van apagando una a una las velas de algún candelabro y se ve claramente cómo al mismo tiempo van apagando los focos uno a uno.

Como la de 1944, también saca planos de un libro imaginario de Jane Eyre con otros textos. Aquí da aun más rabia que en la de 1944, porque ni siquiera se recupera la realidad con la historia. Me pregunto qué pensó la gente que fue a verla en 1934 y que conocían bien el libro: ¿pensaban que era una maravilla sólo por el hecho de lo moderno de ver Jane Eyre en la gran pantalla? ¿O se daban cuenta de que el libro y lo que estaban viendo se parecían como un huevo a una castaña?

En fin, un desastre como adaptación seria (muy práctica para ilustrar lo que no se debe hacer), pero como adaptación cómica creo que no tiene precio.

4 comentarios:

  1. "Dejo el enlace ahora, porque para cuando acabe la entrada no sé si quedará alguien que quiera verla." Jajaja! Muy bueno, pero luego la recomiendas como versión cómica. No, yo no la veré, seguro, seguro. Y lo del jarrón... ¡qué malo, por Dios!

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  2. Pues yo no me la pienso perder!! Eso ha de verse...me lo imagino un poco como la escena del error de doblaje de Cantando bajo la lluvia...¡¡Y esos tirabuzones!! me estoy riendo ya ...

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  3. Después de leer tu entrada, la verdad es que dan ganas de verla, aunque sólo sea para echarse unas risas.

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  4. Elvira: jajaja, te he asustado, pobre. Pero es que la película no es para menos, créeme. O te partes de risa o empiezas a llorar de frustración.

    Samedimanche: siempre que te la tomes como una versión cómica no dudes en verla. Pero si te decides no dejes de contarme qué te ha parecido, please.

    Eternal: te digo lo mismo que a Samedimanche, si eres tan valiente como para verla, quiero feedback.

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